Roca, que era un hombre influyente, consiguió que el gobierno español declarara el proyecto de Biada de utilidad pública. Esto significaba que el gobierno estaba dispuesto a expropiar terrenos privados si era necesario para construir la línea ferroviaria. La construcción de la línea ferroviaria fue un proceso lento y difícil. Biada tuvo que superar numerosos obstáculos, como la oposición de algunos propietarios de terrenos que no querían vender sus tierras.
El plan inicial era construir la estación de Barcelona en unos terrenos situados fuera de la muralla, al inicio del paseo de Don Carlos (ahora Vía Icaria). La estación estaría entre el paseo Nacional (actualmente Juan de Borbón) y la plaza de toros lo Torín (en la Barceloneta) Finalmente, el 28 de octubre de 1848 se inauguró la línea entre Barcelona y Mataró. Fue un día histórico, y Biada se convirtió en un héroe nacional.
El ferrocarril de Barcelona a Mataró fue un éxito rotundo, y con el tiempo, la red ferroviaria se expandió por toda la península, revolucionando el transporte y la economía catalana y española, y posibilitó un gran salto de progreso nunca visto.
Miquel Biada fue un emprendedor de vitalidad admirable que, paralelamente al proyecto del ferrocarril, puso en marcha una fábrica textil a Mataró. Desgraciadamente, el empresario enfermó y murió el 2 de abril de 1848 sin ver finalizada su gran obra ferroviaria.